miércoles, 26 de septiembre de 2018

A CABALLITO

A caballito dijo mi primo mientras
barbierizado barbierizado barbierizado
andaba por nuestra calle
tenía una maletita bajo el brazo
y seguía sintiéndose viudo
de la compañera de su vida
también los otros visitantes del funeral habían venido
el doble reparto de las lloronas
con el crespón de lencería sobre los labios de rosa
pero él pasó con un rostro en disolución
junto a mí y me saludó como alguien
que exactamente como tantas otras veces
vuelve a tomar sobre sí
la marejada del mundo
en su barquillo de soledad.

Ahora bien queridas hormigas ¿cómo os va?
¿gustáis de estar aquí en la florida tierra?
jamás descansáis pues lo que mejor os sienta es
pulular según el plan que os han soplado
rostros malva cabezas redondas ojos de muñeca
corte a la romana sobre bello tipo craneano rubio
yace con Lieder de Schubert escuchando sobre la rampa de felpa
mejillas color fresa
vuélvete por entero de modo tal
que pueda verse toda tu figura
volvéos vivid no basta una sonrisa
una mirada saliendo de atrás de las vidrieras
o el muelle contacto de dos ojos muy separados entre sí
sino que debéis dirigiros
a la danza a la tentación al entrelazamiento
iréis luego paso a paso
u os detendréis y permaneceréis inmóviles:
siempre llegará alguien que os ayude a salir
del paso
pero se necesita un tiempo largo para darse cuenta
de lo que hubiera debido acontecer y en verdad aconteció
entonces vuelve uno a pararse y contiene la respiración
o tararea una canción o
comienza a amar el jazz.
  
Friederike Mayröcker
Foto Tomada por: Nikolaus Korab

martes, 18 de septiembre de 2018

F. Cabral y Whitman


El maestro Cabral interpreta a Walt Whitman.


En un trabajo discográfico del año 1983, FerroCabral, el maestro dice lo siguiente:

Soy repetidor de Whitman:
 Me canto y me celebro,
Me celebro y me canto,
Y si me canto y me celebro
Te celebro y te canto
Porque cada átomo que me pertenece, te pertenece
Y cada átomo que te pertenece, me pertenece
Porque tú y yo somos la misma cosa
Decía el viejo Whitman.
Y mi acuerdo porque la primera condición que debe tener un cantor es buena memoria.
[…]  
Es cierto que soy polvo, pero polvo sagrado yo,
Porque tú sabes mi Señor que cuando digo Yo soy, estoy diciendo Tú eres.
Invicto, innombrable. Altísimo Señor.




Recomendados-

El lado más oscuro del Renacimiento, por Walter Mignolo


El Renacimiento se escribe con mayúsculas, evocando un gran acontecimiento, la salida de la oscura Edad Media. El retomar las riendas del mundo guiados por la luz de la razón. Lo cierto es que, por más luminoso que pareciese, esta época de la historia europea tiene un lado muy oscuro: La conquista y el encubrimiento de los pueblos originarios.  En lugar de ser el Renacimiento un fenómeno universal, como pretenden muchos, fue una forma de legitimar la negación de saber otros.
Walter Mignolo, lingüista des-colonial, presenta en su libro El lado más oscuro del Renacimiento, una serie de problemas, temas y sucesos relacionados con el ocultamiento y negación de los saberes de los pobladores de América, antes que esta región recibiera ese nombre.
En el capítulo 2, intitulado La materialidad cultural de la lectura y la escritura: la cadena de sonidos, los signos gráficos y lo portadores de signos; dice, en relación a la pregunta: ¿Quién dice que ese objeto es un libro?, lo siguiente:

Que el Libro Sagrado era la expresión de la Palabra Divina y el libro humano un contenedor de conocimientos e inscripción de la voz humana en escritura alfabética fue dado por hecho durante el siglo XVI y la idea todavía tiene validez en las comunidades de creyentes [...] Por lo tanto, cuando un misionero, un soldado educado o un letrado fueron expuestos a los artefactos que los mexicas llamaron amoxtli  y los mayas vuh  los describieron como objetos plegados como un acordeón y tradujeron estos como "libro". En China y Japón, durante el siglo XV eran comunes las narrativas pintadas en pantallas plegadas y rollos colgados mientras el libro encuadernado, familiar a los letrados europeos [..] era probablemente desconocido (Mignolo, 2017, pág. 110)

La idea de libro, creada alrededor de la revelación divina y sustentada en un sistema sígnico de caracteres alfabéticos, impidió reconocer otras formas de “guardar” la palabra, como los amoxtli, los vuh las grandes pantallas chinas o japonesas; con lo que puede decirse que son muy pobres nuestras formas actuales de lecturas. Así como nativos amerindios se sorprendieron que no entendieron cómo era posible que las palabras habladas pudieras ser llevadas en la distancia y pronunciadas por alguien que no las escuchó (Mignolo, 2017); nosotros pudiéramos sorprendernos de las técnicas comunicativas basadas en pictogramas o dibujos que expresaban ideas muy complejas, ideas que creemos sólo se pueden trasmitir en un sistema alfabético.
Una invitación, entonces, a leer este interesante libro.

Rogelio Acevedo.




miércoles, 12 de septiembre de 2018

Al encuentro del sabio. In memoriam


Diógenes cada vez que pasaba por el mercado se reía. Decía que la causaba mucha gracia y le hacía muy feliz ver cuántas cosas había que el no necesitaba, porque rico no es el que más tiene sino el que menos necesita. Con la moneda te enteras de que mano ocupada, mano perdida. Y como decía Francisco, he aquí la fórmula de le felicidad: "deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco".

Facundo Cabral se mudó en el año 2011 por feroz fuego, cuando cursaba 74 calendarios. El amado Jesús figuró y figura en centro de su luz. Su amor al prójimo salvó el sentido trascendente de la vida de milllones. Los hermanos cristianos lo tienen como hijo del Altísmo y, no sin razón, porque aún en la torturante humillación de los maderos, reivindicó en símbolo la dignidad del cordero. El dios de los ofendidos despertado en el misterio de la muerte final, resumen de las otras, de la cotidianas; se muestra a su manera en la obra de Facundo.

Este hombre universal bebió de la sabiduría semita, de Moises, de Salomón. Se nutrió de los derviches del Oriente, como del  Lao Tse o Confusio del lejano. La embriaguez que supuso su cóctel de palabras vivas, es la alegría misma de vivir.
Sobrio,pero lleno.
Con todos aunque solo.
Obtuvo, según él mismo, el premio de la libertad: la soledad, porque "hace tiempo aprendí que un lobo es una maravilla, pero muchos, una jauría"

La filosofía que practicó es sin duda, una revelación del corazón, extraña para las mentes demasiado ocupadas en andar desocupados. Los hombres que no han decidido su propia vida, vienen con "la camisa limpia y el corazón muerto". Estos mismos que "quedan bien con todos, menos con Dios", "olvidando que lo de afuera continúa lo de adentro", porque "es cierto que soy polvo, pero polvo sagrado,  porque Tú sabes Mi Señor, que Tú y Yo somos las misma cosa".

Hemos de ser nosotros mismos, artistas de sí, escultores de nuestra propia existencia:

"Soy inventor de mí mismo porque esa es la tarea que me ha encomendado el Señor. El señor o el Diablo, porque son la misma cosa. El "diablo" es un pseudónimo que tiene el Señor que, cuando tiene que crear algo de dudosa moral, para no quemar su buen nombre utiliza el pseudónimo".

En plena libertad, Cabral recuerda a Krishnamurti "ese que bien sabe que la revolución fundamental es revolucionarse" o a Gibran, al decir: "La libertad es una vieja que conocí en la bohemia, al lado de mucha gente, sin que la gente la viera. Me dijo: "Tengo tres hijos, uno está crucificado, el segundo se ha vuelto loco y el tercero no ha llegado"
Esatmos por llegar, esa locura no ha sido lo suficientemente contagiosa, y hemos de resucitar al hombre.
Una ética de la alegría celebramos hoy, un día culquiera, pero el único que hay. Por eso:

"Hay que olvidar el pasado y levnatar la cabeza.
Recordar que mañana, la eternidad nos espera.
Amigo mío, quiero ser socio,
de tu esperanza, no de tu oido.
Si han incendiado tu mente con tanta mediocridad,
salva tu alma del incendio y reconstruye la paz.

Amigo mío, quiero ser socio
de tu esperanza, no de tu odio.

Con la esperanza que Dios nos presta
cultivaremos toda la tierra
todos los muros derribaremos
y las trincheras las sembraremos" (Amigo mío)

Rogelio Acevedo




   

lunes, 10 de septiembre de 2018

Recomendado Literario


El puñal
En un cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.
Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina.
Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.
En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres.
A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan apacible o inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.


Jorge Luis Borges





sábado, 8 de septiembre de 2018

¡Recomendado Literario!

Del Rigor en la Ciencia

En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
Suárez Miranda, Viajes de Varones Prudentes, Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658.
FIN

Jorge Luis Borges



viernes, 7 de septiembre de 2018



Los desnudos
Amadeo Clemente Modigliani, nació en Livorno el 12 de julio de 1884.

Modigliani integra la pléyade de los genios, precisamente porque posee su propio estilo, sus temas y sus maneras, elementos que no todos los artistas pueden exhibir. Pintó solamente figuras humanas: desnudos y retratos; con una refinada estilización, formas elegantemente alargadas, un cálido colorido, casi sin contrastes entre luces y sombras.

Al mismo tiempo supo reproducir la personalidad del retratado con gran agudeza. Hay que señalar que además de otros recursos que usó y que caracterizan su estilo, Modigliani pintaba a sus personajes sin pupilas. En lugar de éstas, nos encontramos con un enigmático vacío que provoca un efecto sorprendente: como si alguien nos dirigiera una mirada cargada de misterio.
Yiseth París Corrales
Tomado de: Trianarts.com

Fatalidad - Olas



La fatalidad de  J. Cortázar  en capítulo V de la Obra “las olasde Virginia Woolf

Ananké: Palabra de origen griego νάγκη madre de las moiras, personificada como la inevitabilidad, el destino. Así que, cuenta la mitología griega que Ananké y Crono permanecieron eternamente entrelazados como las fuerzas del destino y el tiempo que rodean el universo, guiando la rotación de los cielos y el interminable paso del tiempo. Ambos estaban muy lejos del alcance de los dioses más jóvenes, cuyos destinos se decía que controlaban.

En el libro “clases de literatura” de J. Cortázar, el autor habla sobre la fatalidad, refiriéndose al destino que acoge algún personaje en posibles atmósferas del texto; retomando la literatura clásica con su mitología. Es decir que, hay ciertos procesos que experimenta el personaje que son irrevocables y que, a pesar de todos sus esfuerzos al intentar evadir el destino, es imposible, se culminará.

Al revisar la obra de Virginia Woolf, se visibiliza dentro de toda ella, la fatalidad, sin embargo, en el capítulo cinco, se lee en toda su expresión…

“Ha muerto” Dijo Neville. –Cayó-. Su caballo tropezó y lo arrojó al suelo. Las naves del mundo han girado bruscamente y me han golpeado la cabeza. Todo ha terminado. Las luces del mundo se han apagado. Ahí está el árbol ante el que no puedo pasar…”

Es evidente en este primer momento, como entrada al capítulo, que la fatalidad cae sobre Percival, uno de los personajes intelectuales y amigo hermano de los otros cuatro que desenvuelven la historia. Su destino en la obra, morir. Así que, el ejercicio que hace Woolf es entrar la categoría de fatalidad con la muerte. 

Claro está, que hay diversas formas de revelar la fatalidad en un personaje y ésta categoría hace parte de las narrativas literarias para mostrar una enseñanza moral.

Pues bien, es allí donde empiezan las críticas de Neville, otro de los personajes, en esto que se le llama destino (la muerte). Justo en ese instante, surge el análisis a la fatalidad; y se pensaría, que el análisis crítico a la fatalidad es de orden existencialista, y por que no, todo un acto fenomenológico; pues, Neville empieza a cuestionarse desde el fundamento de la existencia humana y a la vez, empieza a nombrar aquello que sucede en su entorno, hacerlo existente e intenta encontrar en las raíces conceptuales que carga, respuesta a una condición social que no se resuelve. 

Entonces empieza una serie de preguntas como: "...¿Por qué he de someterme? ¿Por qué he de intentar subir el pie la escalera? ¿A santo de qué hablar y comer y tramar otras combinaciones con otra gente? Así termina nuestra amistad, yéndose él por entre la multitud y agitando la mano en despedida..."

Neville refuerza la sensación que le genera la muerte de Percival, es decir, los personajes se ven sumamente afectados por el destino del otro, puesto que, transforma su realidad dentro de la literatura, y lanza a los personajes en otras atmósferas, así como pasa en el día a día de un lector. Lo que quiere decir, que la literatura podría considerarse como una fotografía social de los actos humanos.

Neville cuando contempla personas que están en un bus, piensa: “Todos se agarran con fuerza a las barandillas del autobús, firmemente a salvar su vida…” “… Estamos condenados todos…” “… ven, dolor, cébate en mí. Entierra tus colmillos en mi carne. Despedázame. Sollozo, sollozo.” 
Es interesante leer en estas frases cómo hay una resignación absoluta sobre esa fatalidad, se muestra cómo el personaje no puede intervenir en ella.

Los personajes, según la literatura clásica como lo expone Cortázar, deben esperar a que Ananké toque su vida y se asuma esta, como una verdad absoluta e innegable, excluyendo todo lo demás que viene a ser sujeto distractor (las realidades).
En tanto, pasa cronos juega un rato con ellos, pero nunca suelta Ananké.


Yiseth París Corrales