La fatalidad
de J. Cortázar en capítulo V de la Obra “las olas” de
Virginia Woolf
Ananké: Palabra de origen
griego Ἀνάγκη madre de las moiras,
personificada como la inevitabilidad, el destino. Así que, cuenta la mitología
griega que Ananké y Crono permanecieron
eternamente entrelazados como las fuerzas del destino y el tiempo que rodean el
universo, guiando la rotación de los cielos y el interminable paso del tiempo.
Ambos estaban muy lejos del alcance de los dioses más jóvenes, cuyos destinos
se decía que controlaban.
En el libro “clases de
literatura” de J. Cortázar, el autor habla sobre la fatalidad, refiriéndose al
destino que acoge algún personaje en posibles atmósferas del texto; retomando la
literatura clásica con su mitología. Es decir que, hay ciertos procesos que
experimenta el personaje que son irrevocables y que, a pesar de todos sus
esfuerzos al intentar evadir el destino, es imposible, se culminará.
Al revisar la obra de Virginia
Woolf, se visibiliza dentro de toda ella, la fatalidad, sin embargo, en el
capítulo cinco, se lee en toda su expresión…
“Ha muerto” Dijo Neville.
–Cayó-. Su caballo tropezó y lo arrojó al suelo. Las naves del mundo han girado
bruscamente y me han golpeado la cabeza. Todo ha terminado. Las luces del mundo
se han apagado. Ahí está el árbol ante el que no puedo pasar…”
Es evidente en este primer momento,
como entrada al capítulo, que la fatalidad cae sobre Percival, uno de los
personajes intelectuales y amigo hermano de los otros cuatro que
desenvuelven la historia. Su destino en la obra, morir. Así que, el ejercicio que hace Woolf es entrar la categoría de fatalidad con la muerte.
Claro está, que hay diversas formas de revelar la fatalidad en un personaje y ésta categoría hace parte de las narrativas literarias para mostrar una enseñanza moral.
Claro está, que hay diversas formas de revelar la fatalidad en un personaje y ésta categoría hace parte de las narrativas literarias para mostrar una enseñanza moral.
Pues bien, es allí donde empiezan las
críticas de Neville, otro de los personajes, en esto que se le llama destino (la muerte).
Justo en ese instante, surge el análisis a la fatalidad; y se pensaría, que el
análisis crítico a la fatalidad es de orden existencialista, y por que no, todo un acto fenomenológico; pues, Neville
empieza a cuestionarse desde el fundamento de la existencia humana y a la vez, empieza a nombrar aquello que sucede en su entorno, hacerlo existente e intenta encontrar en las raíces conceptuales que carga, respuesta a una condición social que no se resuelve.
Entonces empieza una serie de preguntas como: "...¿Por qué he de
someterme? ¿Por qué he de intentar subir el pie la escalera? ¿A santo de qué
hablar y comer y tramar otras combinaciones con otra gente? Así termina nuestra
amistad, yéndose él por entre la multitud y agitando la mano en despedida..."
Neville refuerza la sensación
que le genera la muerte de Percival, es decir, los personajes se ven
sumamente afectados por el destino del otro, puesto que, transforma su realidad dentro de la literatura, y lanza a los personajes en otras atmósferas, así como pasa en el día a día de un lector.
Lo que quiere decir, que la literatura podría considerarse como una fotografía
social de los actos humanos.
Neville cuando contempla
personas que están en un bus, piensa: “Todos se agarran con fuerza a las
barandillas del autobús, firmemente a salvar su vida…” “… Estamos condenados
todos…” “… ven, dolor, cébate en mí. Entierra tus colmillos en mi carne.
Despedázame. Sollozo, sollozo.”
Es interesante leer en estas frases cómo hay una resignación absoluta sobre esa fatalidad, se muestra cómo el personaje no puede intervenir en ella.
Es interesante leer en estas frases cómo hay una resignación absoluta sobre esa fatalidad, se muestra cómo el personaje no puede intervenir en ella.
Los personajes, según la literatura clásica como lo expone Cortázar, deben esperar a que Ananké
toque su vida y se asuma esta, como una verdad absoluta e innegable, excluyendo
todo lo demás que viene a ser sujeto distractor (las realidades).
En tanto, pasa cronos juega un
rato con ellos, pero nunca suelta Ananké.
Yiseth París Corrales
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