viernes, 7 de septiembre de 2018

Fatalidad - Olas



La fatalidad de  J. Cortázar  en capítulo V de la Obra “las olasde Virginia Woolf

Ananké: Palabra de origen griego νάγκη madre de las moiras, personificada como la inevitabilidad, el destino. Así que, cuenta la mitología griega que Ananké y Crono permanecieron eternamente entrelazados como las fuerzas del destino y el tiempo que rodean el universo, guiando la rotación de los cielos y el interminable paso del tiempo. Ambos estaban muy lejos del alcance de los dioses más jóvenes, cuyos destinos se decía que controlaban.

En el libro “clases de literatura” de J. Cortázar, el autor habla sobre la fatalidad, refiriéndose al destino que acoge algún personaje en posibles atmósferas del texto; retomando la literatura clásica con su mitología. Es decir que, hay ciertos procesos que experimenta el personaje que son irrevocables y que, a pesar de todos sus esfuerzos al intentar evadir el destino, es imposible, se culminará.

Al revisar la obra de Virginia Woolf, se visibiliza dentro de toda ella, la fatalidad, sin embargo, en el capítulo cinco, se lee en toda su expresión…

“Ha muerto” Dijo Neville. –Cayó-. Su caballo tropezó y lo arrojó al suelo. Las naves del mundo han girado bruscamente y me han golpeado la cabeza. Todo ha terminado. Las luces del mundo se han apagado. Ahí está el árbol ante el que no puedo pasar…”

Es evidente en este primer momento, como entrada al capítulo, que la fatalidad cae sobre Percival, uno de los personajes intelectuales y amigo hermano de los otros cuatro que desenvuelven la historia. Su destino en la obra, morir. Así que, el ejercicio que hace Woolf es entrar la categoría de fatalidad con la muerte. 

Claro está, que hay diversas formas de revelar la fatalidad en un personaje y ésta categoría hace parte de las narrativas literarias para mostrar una enseñanza moral.

Pues bien, es allí donde empiezan las críticas de Neville, otro de los personajes, en esto que se le llama destino (la muerte). Justo en ese instante, surge el análisis a la fatalidad; y se pensaría, que el análisis crítico a la fatalidad es de orden existencialista, y por que no, todo un acto fenomenológico; pues, Neville empieza a cuestionarse desde el fundamento de la existencia humana y a la vez, empieza a nombrar aquello que sucede en su entorno, hacerlo existente e intenta encontrar en las raíces conceptuales que carga, respuesta a una condición social que no se resuelve. 

Entonces empieza una serie de preguntas como: "...¿Por qué he de someterme? ¿Por qué he de intentar subir el pie la escalera? ¿A santo de qué hablar y comer y tramar otras combinaciones con otra gente? Así termina nuestra amistad, yéndose él por entre la multitud y agitando la mano en despedida..."

Neville refuerza la sensación que le genera la muerte de Percival, es decir, los personajes se ven sumamente afectados por el destino del otro, puesto que, transforma su realidad dentro de la literatura, y lanza a los personajes en otras atmósferas, así como pasa en el día a día de un lector. Lo que quiere decir, que la literatura podría considerarse como una fotografía social de los actos humanos.

Neville cuando contempla personas que están en un bus, piensa: “Todos se agarran con fuerza a las barandillas del autobús, firmemente a salvar su vida…” “… Estamos condenados todos…” “… ven, dolor, cébate en mí. Entierra tus colmillos en mi carne. Despedázame. Sollozo, sollozo.” 
Es interesante leer en estas frases cómo hay una resignación absoluta sobre esa fatalidad, se muestra cómo el personaje no puede intervenir en ella.

Los personajes, según la literatura clásica como lo expone Cortázar, deben esperar a que Ananké toque su vida y se asuma esta, como una verdad absoluta e innegable, excluyendo todo lo demás que viene a ser sujeto distractor (las realidades).
En tanto, pasa cronos juega un rato con ellos, pero nunca suelta Ananké.


Yiseth París Corrales


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