miércoles, 12 de septiembre de 2018

Al encuentro del sabio. In memoriam


Diógenes cada vez que pasaba por el mercado se reía. Decía que la causaba mucha gracia y le hacía muy feliz ver cuántas cosas había que el no necesitaba, porque rico no es el que más tiene sino el que menos necesita. Con la moneda te enteras de que mano ocupada, mano perdida. Y como decía Francisco, he aquí la fórmula de le felicidad: "deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco".

Facundo Cabral se mudó en el año 2011 por feroz fuego, cuando cursaba 74 calendarios. El amado Jesús figuró y figura en centro de su luz. Su amor al prójimo salvó el sentido trascendente de la vida de milllones. Los hermanos cristianos lo tienen como hijo del Altísmo y, no sin razón, porque aún en la torturante humillación de los maderos, reivindicó en símbolo la dignidad del cordero. El dios de los ofendidos despertado en el misterio de la muerte final, resumen de las otras, de la cotidianas; se muestra a su manera en la obra de Facundo.

Este hombre universal bebió de la sabiduría semita, de Moises, de Salomón. Se nutrió de los derviches del Oriente, como del  Lao Tse o Confusio del lejano. La embriaguez que supuso su cóctel de palabras vivas, es la alegría misma de vivir.
Sobrio,pero lleno.
Con todos aunque solo.
Obtuvo, según él mismo, el premio de la libertad: la soledad, porque "hace tiempo aprendí que un lobo es una maravilla, pero muchos, una jauría"

La filosofía que practicó es sin duda, una revelación del corazón, extraña para las mentes demasiado ocupadas en andar desocupados. Los hombres que no han decidido su propia vida, vienen con "la camisa limpia y el corazón muerto". Estos mismos que "quedan bien con todos, menos con Dios", "olvidando que lo de afuera continúa lo de adentro", porque "es cierto que soy polvo, pero polvo sagrado,  porque Tú sabes Mi Señor, que Tú y Yo somos las misma cosa".

Hemos de ser nosotros mismos, artistas de sí, escultores de nuestra propia existencia:

"Soy inventor de mí mismo porque esa es la tarea que me ha encomendado el Señor. El señor o el Diablo, porque son la misma cosa. El "diablo" es un pseudónimo que tiene el Señor que, cuando tiene que crear algo de dudosa moral, para no quemar su buen nombre utiliza el pseudónimo".

En plena libertad, Cabral recuerda a Krishnamurti "ese que bien sabe que la revolución fundamental es revolucionarse" o a Gibran, al decir: "La libertad es una vieja que conocí en la bohemia, al lado de mucha gente, sin que la gente la viera. Me dijo: "Tengo tres hijos, uno está crucificado, el segundo se ha vuelto loco y el tercero no ha llegado"
Esatmos por llegar, esa locura no ha sido lo suficientemente contagiosa, y hemos de resucitar al hombre.
Una ética de la alegría celebramos hoy, un día culquiera, pero el único que hay. Por eso:

"Hay que olvidar el pasado y levnatar la cabeza.
Recordar que mañana, la eternidad nos espera.
Amigo mío, quiero ser socio,
de tu esperanza, no de tu oido.
Si han incendiado tu mente con tanta mediocridad,
salva tu alma del incendio y reconstruye la paz.

Amigo mío, quiero ser socio
de tu esperanza, no de tu odio.

Con la esperanza que Dios nos presta
cultivaremos toda la tierra
todos los muros derribaremos
y las trincheras las sembraremos" (Amigo mío)

Rogelio Acevedo




   

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