martes, 4 de diciembre de 2018

Poesía Colombiana




LODO

Era en julio, creo, época de lluvias.
Los caños, repletos, se habían derramado,
llenando el mar de lodo.
Las olas derrumbaban en la arena
su barro estrepitoso.
El barro corría por las calles
y subía a los ijares de cebúes que mugían,
arreados en la lluvia,
al frente de jinetes ululantes.
Como hiedras cafés, enredaderas turbias,
el barro se trepaba por la lluvia al aire.
Había barcos anclados frente al pueblo.
Y los barcos anclados frente al pueblo
que mecían su sombra en las tinieblas
por momentos perdían sus fronteras
y se unían sin remedio al lodazal eterno.
Tomás González

Realismo Sucio



Esta habitación

Esta habitación, por ejemplo:
¿es eso un coche sin conductor
que espera abajo?
Promesas, promesas,
no hacerlas
por mi bien.
Recuerdo sombrillas,
una explanada junto al mar,
aquellas flores…
¿Debo quedarme siempre detrás,
escuchando, fumando,
tomando notas rápidas a distancia?
Enciendo un cigarrillo
y corro la cortina.
Hay un ruido en la calle
cada vez más tenue, más tenue.

Raymond Carver



El lenguaje




Lenguaje
El lenguaje comienza siendo un simple gruñido para designar todas las cosas; luego se va diversificando y especializando; este proceso se llama enriquecimiento y es alentado por los padres y profesores de lenguas.
Pero cuando se llega a tener cien o doscientas mil palabras, se encuentra que el ideal consiste en expresarse con diez o veinte. El lenguaje del filósofo es muy reducido: objeto, sujeto, materia, causa, espacio, tiempo, fin y alguna otra más.
Si lo apuran mucho se arregla con una sola palabra, como apeirón o sustancia.
Es probable que el ideal de muchos filósofos sea terminar finalmente en el gruñido único y monista.



Ernesto Sábato