miércoles, 29 de agosto de 2018

Poesía filosófica de los náhuas antes de la conquista española

Miguel León Portilla rescata de la tradición de los pueblos originarios de América, lo mejor de la filosofía náhualt. El pensamiento de Nezahualcóyotl expresa una filosofía existencial cinco siglos antes que un Nietzsche apenas escirbiera sus aforismos más profundos, o antes de que El mito de Sísifo, de Camus, nos hablara del hombre absurdo; el auténtico superhombre.

He aquí un fragmento de su poema:

  Sólo allá en el interior del cielo
tú inventas tu palabra
¡Dador de vida!
¿Qué determinarás?
¿Tendrás fastidio aquí?
¿Ocultarás tu resplandor y tu gloria en tlaltícpac?
¿Qué determinarás?
Nadie puede ser amigo
del Dador de la vida.
¿A dónde pues iremos?
Enderzáos, que todos
tendremos que ir al lugar del misterio
Tomado de Cantares mexicanos
citado en El pensamiento filosófico de latinomericano, 
del caribe y "latino". Página 25 
Dice el maestro León: 

Por encima de las dudas y del misterio que circundan al "dador de la vida", es menester aceptar su realidad. Esto es lo único que da tranquilidad y raíz al corazón. Tal parace ser la conclusión a la que llegó Nezahualcóyotl en su esfuerzo por acercarse al misterio. Si el supremos Dios Dual es arbirtrario e incomprensible, es también el Dador de la vida. Los rostros humanos deben aceptar su misterio; deben invocarlo y alabarlo. Así se puede vivir en Tlaltícpac" 

Tomado de 
El pensamiento filosófico de latinomericano, 
del caribe y "latino". Página 25.

El pensamiento se hace filosófico cuando los mitos o la religión no logran responder a las preguntas más profundas que los mortales se formula aquí en Tlaltícpac, la tierra, donde todo es vano, superficial, sin raíz. La pregunta por la verdad que trasciende este mundo efímero, solo se encontrará en el arte, en la poesía y el canto. Y solo de esta manera podrá enderezarse el corazón; es decir, lo más íntimo de cada ser.

La búsqueda de la belleza, el anhelo de una existencia estética, es la única forma de afirmar y de aceptar la vida tal y como es. En su condición de efímera y banal, la vida es digna de ser vivida precisamente en la experiencia más fragil de todas: la belleza de una flor, la aparente futilidad de un canto. La capacidad de asumir el sinsentido de la vida se expresa entonces en la sensibilidad ante la belleza, paradógica raíz de los hombres, que carecen de raíz.
Rogelio Acevedo
Filósofo   

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